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Don Jesús Rodríguez EL BARBERO DE LOS JESUITAS



Escrito por Ramón Sosa Pérez
Don Jesús Rodríguez

Don Jesús Rodríguez EL BARBERO DE LOS JESUITAS

EL BARBERO DE LOS JESUITAS 


Pareciera que todos los recuerdos se agolparan al instante. Eso lo sabe bien el barbero que llegó de España en 1953 y desde entonces hizo de este suelo, su definitivo hogar. En 6 décadas es mucho lo que puede contarse. Los aires de sedición que se respiraban no eran como para andar dándole cuerda a cuanto comentario se escuchara en la ciudad y menos un hombre que reconocía los rigores de un mando como el de Franco. 

Yo tenía amistad con Chano Noguera, opositor a Pérez Jiménez, que iba pendiente de lo que se decía y se llegaba hasta un local que teníamos alquilado los paisanos Ramón y Serafín González, para escuchar Radio Caracol y enterarse de noticias sobre Venezuela.
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Jesús Rodríguez, que no se metía en asuntos políticos, cuenta que el local estaba al pie de lo que hoy es el Edificio de Rectorado y “la conspiración andaba por todos lados”. El prestamista Salomón Dugarte, bien conocido en la Mérida de aquellos días “tenía la ciudad de Caracas por cárcel y aún así repartía propaganda clandestina”. Otros muchos había en similar situación, que luego ocuparon cargos en sucesivos gobiernos de la democracia. 

El 15 de marzo de 1953 “después de 19 días en barco llegué a Venezuela pues me quería venir antes, forzado por las circunstancias políticas que vivía España al salir de una guerra y la situación nuestra no era próspera y es que al tener la mayoría de edad había que cumplir con el Servicio Militar, de manera que zarpar era la única elección”. Su hermano y padrino residía en Venezuela y obtuvo un visado con firma del Ministro Vallenilla Lanz, “reclamándome para que entrara al país en el término de la distancia y así llegué a esta tierra maravillosa”, narra don Jesús Rodríguez.

Dejaba su suelo, tierra de campesinos como su padre en La Coruña, que quiso asentarlo en bachillerato pero el costo era muy alto y los vecinos opinaban que “eso no ayudará en nada a Jesús y mejor que aprenda carpintería o albañilería para que pueda ayudarte”. Cuenta que un tío era barbero y tomó consejos de “Manolo, viejo amigo que me dijo que estudiara barbería y lo hice por 6 meses con lecciones inolvidables de cortes, atención al cliente, pulcritud en los materiales y los detalles que son gran ventaja en mi oficio que lleva 52 años en Mérida” 

Su periplo comienza en Valle de La Pascua en trabajos de lavandería, ayudante de carpintería pero que dieron al cabo de 1 año poca ganancia y un malestar de salud que lo llevó a otro horizonte. En el Hospital de Ciudad Bolívar conoció a un médico que le propuso empleo y Jesús le dijo que buscaba sustento en lo que hubiera pero la barbería era lo que mejor sabía. Llamar a Mario, amigo del médico y emplearse en Barbería La Torraca fue impensado y la prosperidad tocó a su puerta. Allá en España había sido ayudante en la Barbería El Sol.

Barbero del Colegio San José.


Dos años más tarde y víctima de varias dolencias a causa de la baja temperatura, los médicos le recomendaron venirse a los andes con destino a un centro que lo rehabilitaran pero Jesús Rodríguez, al escoger Mérida, visita al Dr. Jesús Moreno Rangel, quien le recomienda un tratamiento que junto al buen clima lo recuperaron pronto y “me empleé en la Barbería Mis Caracas, administrada por Silvestre Contreras y propiedad del prestamista Salomón Dugarte, donde laboraba en las mañanas y las tardes atendía el Colegio San José”. 

En la medianía de los años 50 Mérida era una ciudad casi monacal, de austeras costumbres y con cierto encanto expresado en el candor de las señoritas colegialas y en la regla con que los muchachos de familia se conducían en la ciudad. El español evoca “la usanza tan caballerosa, tan merideña de invitarnos a la llaneza de sus hogares a compartir una visita que era una novedad pues no había televisión y si acaso un radio, pero una visita era todo un acontecimiento para saber cosas de afuera”.

Un paisano suyo, Pascual Redondo, se lo topó en la calle y a poco se hicieron amigos. Del primero que era Administrador del Colegio San José, surgió la propuesta de llamarlo a ocupar el sitio dejado por un barbero basto y escurridizo que hacía tiempo los había dejado “con los crespos hechos”. No hubo acuerdo en el precio por cabeza que Rodríguez pedía 3 y Redondo ofrecía 2 “hasta que el Director, un padre francés, en una procesión de la Coromoto, alcanzó a gritarme: te damos los 3 Bs. pero vente con nosotros, hombre! y allí permanecí 5 años”.

Amistades eternas 


En el Colegio San José de Mérida, heredero de una profusa Biblioteca con más de 1058 volúmenes con repositorio en la Universidad, conoció a los padres José María Vélaz, Bilbao, Pío Bello, Rector que fue de la Universidad Católica y luego Obispo de Los Teques, al padre Machín Barrena, motor de la obra en San Javier del Valle “y con todos mantuve una amistad sólida en el tiempo, me quisieron mucho y el que está con los jesuitas no se muere de hambre y mire Ud, que de su buena administración y capacidad asiento que lo que tengo de católico se lo debo a los jesuitas”, dice.   

Los alumnos iban contentos y los curas también, al punto que le hacían anuncio gratis al grito de “tenemos barbero!, tenemos barbero!” todos acudían al sitio hasta que Jesús compra local en un edificio en fábrica, en la avenida Independencia, calle 21 y un pasaje intermedio, ya desaparecido. Cuando el colegio cierra el servicio, los muchachos reclamaron el subsidio y acudían a don Jesús. De allí surgieron amistades en el tiempo al igual que gobernantes como Carlos Febres Pobeda, José Nucete Sardi, Rigoberto Henríquez Vera, entre tantos. 

Don Jesús recuerda a sus paisanos que llegaron entonces: “Manuel de La Fuente, Carlos Sivoli, Serafín Pérez, Bernardo Vaamonde, Eduardo Nuñez, Manzanita, Mujica Millán, Berecibar, Chulía, en una colonia de gran empuje entre gallegos, vascos, andaluces y gaditanos que contribuyeron con su ingenio y habilidad a forjar la Mérida que hoy tenemos”.
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Secretos de barbero  


“El hombre se juzga por lo que es y no por lo que piense”, afirma al referirse al credo de su clientela. En la Barbería El Chama todos son nuestros amigos y a cada cliente se le habla de lo que quiere oír y no de lo que uno piensa. Para nosotros –sentencia- lo primero es él y lo que nosotros pensemos va a segundo plano y así no nos inmiscuimos con opiniones diferentes pero al escucharlos, nos convertimos en confidentes porque celebramos sus triunfos y éxitos.

Acudían estudiantes universitarios y Rectores, Decanos o Directores de Escuela y don Jesús, por unos y otros se enteraba de menudencias universitarias “y sin delatarlos, pues abría las entendederas de ambos y en muchas ocasiones se transaron caminos y ninguno supo de dónde venía la solución y en los casos que nada se lograba, pues tampoco había testigos de quién revelaba su pensamiento”, ríe de buena gana. 

Tanta crónica citadina como cuando el Colegio San José andaba de boquilla por su disolución o las grescas entre su equipo de futbol y el de la ULA, amén de deseos y candidaturas que se calcularon o expiraron, ha visto pasar don Jesús por su Barbería El Chama que hoy llega a 52 años “pues mi primer contrato es del 8 de marzo de 1961 y la inauguré el 17 del mismo mes”. 

“Destacamos el compañerismo y familiaridad, junto al sentido estético que le da a la Barbería porte, estilo y respeto desde su inicio cuando ofrecíamos música instrumental en un ambiente sobrio, único en la ciudad, iluminación de primera, aparejos pulcros y esmero en los detalles. Era la mejor y seguimos dando el toque de distinción que caracteriza a esta Mérida a la que le debemos tanto de lo que somos”, remata don Jesús. 


Barberos Luis Sulbarán, Pedro Mautones y Jesús Rodríguez, el 12 de agosto del año 65.

Pedro Rodríguez Lenzo, el menor de la dinastía, siguió a su padre en el oficio y en ejemplo de atención.

De izquierda a derecha: Filadelfo, Gerardo, Omar Martínez y Pedrito, honrados en seguir la historia cincuentenaria de Barbería El Chama.

Gerardo "Manyare", con 30 años en la barbería dice que "Don Jesús es el mejor fanático de La Coruña, Real Madrid y Estudiantes de Mérida".


NOTA IMPORTANTE: El Sr. Filadelfo Zambrano es el barbero del administrador de este Blog desde hace más de 15 años. Vaya para él un cordial saludo. Honor a quien honor merece.


Aclaratoria importante: El artículo en su totalidad y las imágenes fotográficas le pertenecen a su autor: Profesor Ramón Sosa Pérez, Docente, Periodista e investigador.

Fuente: http://www.entrecronicas.com/index.php/cronicas/5-don-jesus-rodriguez-el-barbero-de-los-jesuitas%20javascript:void%28document.onselectstart=null%29

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