EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1
Hay ocasiones en nuestra vida, en las que nos toca experimentar
sentimientos de desesperación al ver que eso que tanto deseamos no
llega, y es que es tan difícil esperar, porque por mas mensajes o
palabras que nos dicen las demás personas solo quien está esperando sabe
lo que está pasando en su vida, cada
pensamiento y cada sentimiento que hay en su mente y en su corazón, cada
lágrima y cada suspiro que con el pasar del tiempo nos hace pensar que
estaremos así por mucho tiempo.
Lo cierto es, que por cada cosa que pedimos o anhelamos, hay un tiempo de espera y eso es inevitable, por mucho que nos desagrade la idea, es como hornear un pastel, comenzamos a preparar los ingredientes y se nos pasa el tiempo, pero llega la hora de colocarlo en el horno y tiene que transcurrir un tiempo prudente, el necesario para que nuestro pastel quede perfecto, no podemos sacarlo antes porque quedaría crudo y mucho menos olvidarnos que está en el horno porque estaría quemado, entonces vemos que no necesitamos ni mas ni menos tiempo, solo el necesario.
Así es la espera en Dios, al momento de exponerle tu necesidad o petición, Él comienza a preparar todo, Él es quien lleva a cabo el proceso para cocinar tu respuesta, y es cierto, mientras esperamos, andamos por ahí dando vueltas y pensando para cuando estará lista, vemos que pasa el tiempo y se nos hace tan largo, y hasta algunas veces pensamos en la posibilidad de que a Dios se le olvidó, o que está tan ocupado atendiendo otros asuntos que nuestra petición tardará un poco más.
En primer lugar, Dios jamás se olvida de algo, y en segundo lugar ¿acaso crees que no es lo suficientemente poderoso para responder a las necesidades de cada persona al mismo tiempo?, para Él no hay peticiones pequeñas o grandes, puesto que se basa en la confianza del corazón, y con esto no quiere decir que si confías más llegará antes, o si no confías se tardará mas, es solo que Dios sabe cuando estará lista tu respuesta, el confiar nos ayuda a esperar con paciencia y tranquilidad, con la seguridad que todo llegará en el momento adecuado, porque: Dios no llega antes, ni después, porque solo Él sabe cuando y de que manera es mejor para nosotros, Él es el dueño del tiempo y del espacio, del mundo y de lo que en el habita.
Es difícil no tener la fecha en que todo este proceso terminará, pero es tan reconfortante saber que Dios tiene el control absoluto de todo, que no hay nada que pueda impedir ni estorbar en lo que Él hará, a pesar de lo mucho o poco que ha pasado, porque sabes.
El tiempo de Dios es perfecto.
"Mirad como el labrador espera el fruto precioso de la tierra siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía" (Santiago 5:7).
Si la respuesta de Dios fuera inmediata, debido a tu naturaleza pecaminosa, sería marchitado lo que Dios ha sembrado en tu ser. Dios sabe que es necesario el tiempo de espera que te obliga a clamar, a obedecer, a humillarte delante de su presencia, a morir a tu carne, o sea, a negarte a ti mismo. Esto hace posible que puedas vencer a tu propio enemigo que es tu yo egocentrista y esclavo del pecado. Así en este tiempo de espera estás fortaleciendo lo que Dios está haciendo en tu vida durante tu prueba y aflicción. Paciencia, confianza en Dios y obediencia es lo que necesitas...
Vemos en la Biblia muchos ejemplos de aquellos caracterizados por la paciencia en su caminar con Dios. Santiago nos señala a los profetas: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en Nombre del Señor.” (Santiago 5:10). Él también se refiere a Job, cuya perseverancia fue recompensada por lo que “. . . el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (Santiago 5:11). También Abraham, esperó pacientemente y “… alcanzó la promesa” (Hebreos 6:15). Así como Jesús es nuestro modelo en todas las cosas, así también Él demostró una perseverante paciencia. “…el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2).
Lo cierto es, que por cada cosa que pedimos o anhelamos, hay un tiempo de espera y eso es inevitable, por mucho que nos desagrade la idea, es como hornear un pastel, comenzamos a preparar los ingredientes y se nos pasa el tiempo, pero llega la hora de colocarlo en el horno y tiene que transcurrir un tiempo prudente, el necesario para que nuestro pastel quede perfecto, no podemos sacarlo antes porque quedaría crudo y mucho menos olvidarnos que está en el horno porque estaría quemado, entonces vemos que no necesitamos ni mas ni menos tiempo, solo el necesario.
Así es la espera en Dios, al momento de exponerle tu necesidad o petición, Él comienza a preparar todo, Él es quien lleva a cabo el proceso para cocinar tu respuesta, y es cierto, mientras esperamos, andamos por ahí dando vueltas y pensando para cuando estará lista, vemos que pasa el tiempo y se nos hace tan largo, y hasta algunas veces pensamos en la posibilidad de que a Dios se le olvidó, o que está tan ocupado atendiendo otros asuntos que nuestra petición tardará un poco más.
En primer lugar, Dios jamás se olvida de algo, y en segundo lugar ¿acaso crees que no es lo suficientemente poderoso para responder a las necesidades de cada persona al mismo tiempo?, para Él no hay peticiones pequeñas o grandes, puesto que se basa en la confianza del corazón, y con esto no quiere decir que si confías más llegará antes, o si no confías se tardará mas, es solo que Dios sabe cuando estará lista tu respuesta, el confiar nos ayuda a esperar con paciencia y tranquilidad, con la seguridad que todo llegará en el momento adecuado, porque: Dios no llega antes, ni después, porque solo Él sabe cuando y de que manera es mejor para nosotros, Él es el dueño del tiempo y del espacio, del mundo y de lo que en el habita.
Es difícil no tener la fecha en que todo este proceso terminará, pero es tan reconfortante saber que Dios tiene el control absoluto de todo, que no hay nada que pueda impedir ni estorbar en lo que Él hará, a pesar de lo mucho o poco que ha pasado, porque sabes.
El tiempo de Dios es perfecto.
"Mirad como el labrador espera el fruto precioso de la tierra siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía" (Santiago 5:7).
Si la respuesta de Dios fuera inmediata, debido a tu naturaleza pecaminosa, sería marchitado lo que Dios ha sembrado en tu ser. Dios sabe que es necesario el tiempo de espera que te obliga a clamar, a obedecer, a humillarte delante de su presencia, a morir a tu carne, o sea, a negarte a ti mismo. Esto hace posible que puedas vencer a tu propio enemigo que es tu yo egocentrista y esclavo del pecado. Así en este tiempo de espera estás fortaleciendo lo que Dios está haciendo en tu vida durante tu prueba y aflicción. Paciencia, confianza en Dios y obediencia es lo que necesitas...
Vemos en la Biblia muchos ejemplos de aquellos caracterizados por la paciencia en su caminar con Dios. Santiago nos señala a los profetas: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en Nombre del Señor.” (Santiago 5:10). Él también se refiere a Job, cuya perseverancia fue recompensada por lo que “. . . el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (Santiago 5:11). También Abraham, esperó pacientemente y “… alcanzó la promesa” (Hebreos 6:15). Así como Jesús es nuestro modelo en todas las cosas, así también Él demostró una perseverante paciencia. “…el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2).
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