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Biografía de Jacinto Plaza

Jacinto Plaza


¿Quién fue Jacinto Plaza?

Es uno de los muertos milagrosos más importantes del cementerio El Espejo en Mérida, solamente superado por Machera; su tumba es visitada por devotos de diversas partes de Venezuela: Santa Bárbara del Zulia, Caracas, Barcelona, Punto Fijo, Acarigua, Calumas, Maracaibo, Bolívar, Barinas, San Cristóbal y Barquisimeto, entre otras, la mayoría, seguramente merideños o andinos que han emigrado a esas ciudades. En muchos de los pueblos andinos su “estampita” es muy solicitada y conocida por ayudar a los estudiantes, aunque algunos lo conocen como médico y es llamado el "Dr. Jacinto Plaza”. Esto es muy común en los relatos sobre los muertos milagrosos, en la medida en que su influencia se va extendiendo, va adquiriendo otras características que no corresponden con el relato original; si era negro se dice luego que era blanco, si era pobre es descrito como rico. En el caso de JP de ser un comerciante, de origen campesino e indígena pasa a ser conocido en algunas partes como “Doctor”; esta transformación supone una evolución en el estatus social de personaje, además señala su poder curativo y milagroso con respecto a las enfermedades.
Gran parte de los devotos que visitan diariamente su tumba, en un porcentaje alto, son personas de más de cuarenta y cincuenta años. Esta característica del culto se puede apreciar más claramente al contrastar con los visitantes de la tumba de Machera quienes, en su mayoría, son mucho más jóvenes.

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La vida y muerte de Jacinto Plaza


Nació: Trujillo, 1841

Murió: 10 de febrero de 1901
Jacinto Plaza es de origen indígena, lo cual es simbolizado en uno de los rasgos con los que normalmente cuando se le describe, “siempre llevaba una ruana”. Parece haber sido arriero y luego comerciante (o tendero como se le liaba a veces). Tenía una tienda donde atendía a los campesinos más pobres que llegaban a Mérida. Algunos dicen incluso que a muchos de estos campesinos les compraba las cosechas que traía a buen precio, lo cual le granjeo el odio de otros comerciantes más ricos de la ciudad. De igual manera, les ofrecía posada a aquellos campesinos que venían desde muy lejos y no tenían donde resguardarse. También ayudaba a aquellas personas que literalmente no tenían “donde caerse muertas” Jacinto Plaza le proporcionaba el ataúd y un entierro decente. Esta característica es curiosamente muy parecida a la de Guillermina Morales quien fue una especie de “intermediaria fúnebre”. En otros casos, dejaba comida o dinero en las casas de personas muy pobres que no tenían que comer; por todo esto era ya en vida llamado el “padre de los pobres”.

Una característica resaltante de Jacinto Plaza era los conflictos que tuvo con los “ricos” y la Iglesia de Mérida, los cuales en los relatos sobre su vida parecen identificarse. A veces es presentado como un verdadero ateo (“no creía en Dios, aunque era muy bueno”) y otras como anticlerical. Un devoto que visitaba su tumba dice que su aversión a los curas se originó por “líos de faldas”, dice: “él era muy mujeriego, tenía muchas mujeres, pero una vez se enamoró de una y un cura se la quitó: desde entonces no quiso nada con los curas ..."
Aunque muere de “muerte natural” su cadáver no va a recibir “cristiana sepultura”; será enterrado en un potrero ubicado en lo que hoy conocemos como la urbanización Santa Juana, debido a los conflictos que en vida había entablado con los sacerdotes merideños. Nos dice un informante, que trabaja en el mercado Jacinto Plaza:
“La ‘Curia' no lo tomaba en cuenta. Cuando murió no lo iban a enterrar en un campo santo, como que no comulgaba con el catolicismo o no tenía buenas relaciones con el Catolicismo que lo pusieron en una yunta de Bueyes y esta se fue sola para el cementerio ... Otros dicen que lo habían enterrado en un potrero en Santa Juana.” 

Emilio Menotti Spósito (1985) “en un escrito donde le rinde homenaje a su abuelo, afirma que JP fue enterrado en Santa Juana tal vez en un cementerio privado: "Jacinto ha quedado solo, dentro de su mausoleo en el camposanto de Santa Juana. Su tumba conserva siempre fresca flores. Y hay quien dice que lo ha visto, en noches con luna postrado sobre la losa que cubre sus despojos, pedir a Dios por sus enemigos.” 

A pesar de la negativa de la Iglesia y los sacerdotes el "santo” hace valer su derecho a ser enterrado en campo santo, según el relato, a través de un prodigio él muestra públicamente su condición de milagroso. Su cuerpo, a pesar de su "mala muerte”, es devuelto a un lugar apropiado para el culto que le rendirá su comunidad.

La figura de Jacinto Plaza ha sido rescatada también por algunos autores que se han interesado por el pasado de la ciudad de Mérida, si bien no ha ocupado ningún lugar central en ningún estudio historiográfico o algo parecido, se han intentado rescatar de él una imagen de hombre rebelde y caritativo, representante de una clase oprimida por los ricos e injustamente tratada por la Iglesia. Humberto Tejera (1974) señala que Jacinto Plaza había sido enterrado en las tierras de un tal Sr. Nicomedes en Santa Juana, por la negativa de la Iglesia de darle cristiana sepultura. Según el, este suceso dio que hablar en la ciudad:
" .. Grave impresión había causado en aquel tiempo la negativa de sepultura en sagrado la más bueno de los hombres, al dadivoso para los pobres, al popular tendero Jacinto Plaza quien hubo de ser enterrado en un potrero de don Nicomedes, con impresionante letrero entre las altas yerbas que comían su tumba, que fue puesto por los liberales y que decía El agua apaga el fuego y la limosna el pecado ...” 

El autor en este folleto trata de exaltar al General Chalbaud Cardona y sus ideas supuestamente liberales. Si bien es un folleto de los años setenta del siglo XX, Tejera ha tomado estos datos sobre JP de la tradición de la ciudad y es notorio que intenta relacionar a aquellos liberales vinculados con Chalbaud y la figura de Jacinto Plaza, ‘padre de los pobres', hombre justo que —pareciera decir Tejera— muy bien pudo haber sido liberal como Chalbaud. Aquí el muerto es recuperado para servir como modelo público para exaltar—de manera sutil— una ideología y uno de los hombres que la profesaba: Chalbaud Cardona. Se intenta ligar con JP a los ideales ' liberales no por su calidad de milagroso’.

Como muchos muertos milagrosos la devoción por Jacinto Plaza (JP) supera a veces las diferencias sociales, ya no es un campesino o un pobre el que lo recupera, es un intelectual —¿historiador o escritor? — que intenta compararlo con una figura destacada de la política merideña.

Jacinto Plaza es abuelo de Emilio Menotti Spósito, intelectual, escritor, político merideño. Al igual que su abuelo tuvo muchas dificultades con la iglesia y los sacerdotes merideños: especie de libre pensador, rebelde y poeta irreverente, lo cual le trajo muchos problemas con los sacerdotes, siendo acusado de masón, protestante y otras herejías. Pues bien, en algunas de las reseñas biográficas que se han escrito sobre él, siempre se hace mención a su abuelo, pareciera que con el propósito de señalar su “linaje”. Eloy Chalbaud Cardona (s/f) nos ofrece una semblanza de Jacinto Plaza:
"De tipo indio. Vestía ruana reinosa. Calzaba blancas alpargatas de liencillo. Pantalón de grueso casimir. Hizo el bien a manos llenas. Si no creyó en Dios tampoco creyó en el Diablo. Tras el mostrador de su bodega practicó las obras de misericordia. Sin mirar a quien. Le importó poco el qué dirán y siempre estuvo en paz con su conciencia. ” 

Por su parte, Tablante Garrido (1988) nos dice de Jacinto Plaza:
.. El Justo, tuvo nombre de flor y corazón de oro, para quien al morir no hubo sitio alguno en el camposanto y fue inhumado en medio de un potrero vuelto después al cementerio, empero su tumba es desde hace largo tiempo la más milagrosa del cementerio emeritense ... ” 

En algunas ocasiones el muerto milagroso supera el prestigio que le ha dado su comunidad. Es rescatado en cuanto sirve como modelo público» lo cual no corresponde propiamente con la visión popular.

Estos testimonios muestran, además que el relato de JP ha intentado superar los límites de su comunidad: los pobres» los campesinos herederos de aquellos que él ayudaba. Se ha ido convirtiendo —o por lo menos se ha intentado que así sea— en una figura emblemática de la ciudad» que condensa su origen campesino e indígena, su obra caritativa, su conflicto con la iglesia católica, su vida de comerciante, etc.; sin embargo, la ciudad, el país, ha cambiado mucho en muy poco tiempo, los relatos de JP parecen hablar de tiempos ya idos, aparentemente para siempre.

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La tumba de Jacinto Plaza


                            



El "cuidador" o —como los hemos llamado— “guardián" de la tumba de JP fue Avelino Ramírez, quien le hizo la capilla (tal vez en los años cincuenta o sesenta) que hoy podemos observar en el cementerio; la construyó en pago por el milagro que aquél le concedió.

Luego de vivir un tiempo en la capital» Avelino Ramírez regresó a la ciudad de Mérida, prácticamente a morir; había sido desahuciado por los médicos debido a tina fatal enfermedad. Cuando llega, inmediatamente se dirige al cementerio, a visitar la tumba de JR cuya historia conocía desde pequeño. Estando allí le pidió con mucho fervor que lo curara. Arrodillado ante la tumba como tomado por impulso irresistible, se tomó el agua de los floreros que habían sido llenados por la lluvia del día anterior, En sus palabras:

.. me quiso como dar un mareo. Sin embargo, me estuve ahí luego me paré y me fui hasta mi casa. Yo le conté a mi madre todo lo que me había sucedido entonces ella me contestó con estas palabras: ¡Hijo, él fue un hombre sumamente bueno, las creencias han sido muy grandes para él, si tienes esa fe de que él te va a curar, hazlo con toda la fe! Viendo yo el estado mío agónico, que no podía tomar nada porque mi estómago no me contenta nada. Esa noche, después que tomé el agua de la tumba de Jacinto, caí en un letargo hasta el otro día a las once de la mañana, que vine a despertar. Ya al día siguiente desperté con apetito, recuerdo que mi madre me hizo una sopita de papa, me la tomé, el estómago me la aguantó. Volví a la tarde otra vez a la tumba de Jacinto Plaza, compre una velita de sebo y se la puse dándole la acción de gracias, esa noche la habla pasado bien continué con el asunto de las florecitas y el agua y entonces le pedí de todo corazón que, si me sanaba, me volvía a mi vida, como era la mía anterior; yo pedirla, entre toda la ciudadanía, entre todos mis amigos y lo que pudiera, para fundar una sociedad de varios amigos, entre los cuales varios parientes, para hacer la 1983: 4).

La capilla de Jacinto Plaza 






Como lo refiere Avelino en este testimonio, el culto a JP no lo inició, ya desde pequeño él conocía su historia, la gente visitaba su tumba e incluso los enterradores cuidaban de aquella. Avelino lo que hizo fue consolidar la veneración a este muerto, se convierte en “aedo” y guardián del culto. Ya Avelino murió hace veinte años, hoy en día es su mujer, su viuda quien cuida de la tumba.

Actualmente, el centro de la tumba es una pequeña capilla o catafalco colocado encima del lugar donde está enterrado JP a su vez este está dentro de una construcción en forma de capilla mucho más grande. El interior de la capilla está atestado de milagritos, santos, placas con agradecimientos, etc.; una vez se quemó debido al exceso de velas y papeles que habían dentro de la tumba.

Hay muchas copias de diplomas universitarios, en fondo negro o normales, hay una particular que está reducido y enmarcada, mostrando el gusto de los devotos por la miniatura. Los diplomas dejados como devotos pertenecen a abogados, ingenieros, módicos cirujanos, economistas, licenciados en letra y educación. Hay también diplomas de bachillerato y de distintos cursos para oficios específicos.

El acta de defunción de JP .se encuentra enmarcado y colgado en las paredes de la tumba. En ella se puede leer que murió de una lesión al cerebro, de sesenta años, viudo, comerciante, hijo natural de Benedicta Plaza. Este documento para sus devotos posee una especie de fuerza mágica, ya que es leído —observado o citado— con mucha piedad”: una actitud más o menos parecida a la que se observa con la fotocopia de la cédula de Machera, la cual se tiene como una reliquia que sirve de protección a los que la poseen. Estos papeles funcionarían como un "fetiche” en el sentido que lo señala Clarac (1992):
"... la relación fetichista con el diploma o los papeles (actas, documentos, etc.) dependería más bien de una actitud patológica, individual o colectiva, adquirida por deformación de la función social original, (p. 91)
El acta de defunción así como la cédula de su función original, confirmar legalmente !a muerte de una persona o identificarla legalmente, respectivamente, pasa a usarse como objetos mágicos de protección o de veneración. Aquí, el fetiche es la misma reliquia:
"...se trata de fabricar o de conseguir alguna cosa capaz de captar las fuerzas (...de la felicidad) y hacer que éstas sean manipuladas por el hombre. Como son difusas, la única forma de manipularlas es de captarlas y encerrarlas dentro de un objeto de donde no se puedan escapar... ” (p. 92)
En el caso de la cédula de Machera, como toda reliquia se multiplica, difundiendo así los favores mágicos a través de rodos sus devotos; aquí ya no importa para nada la originalidad de la reliquia, es abiertamente una copia''.
En la tumba encontramos muchas fotografías, ya sean de carnet o familiares. También hay muchas de militares, sobre todo las que muestra la promoción a la que pertenece el devoto, a quien se le ha cumplido su pedido.
Es curioso que en el folleto (Carrillo 1985) que la Universidad de Los Andes publicó en homenaje a él recoge una muestra de artistas populares de tallas sobre santos, además de algunos textos sobre los muertos milagrosos y Jacinto Plaza, se incluya el acta de defunción de éste.
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Otro devoto agradecido escribió:

Justo en su 
A los pobres, auxiliaba
Con generosas limosnas a
Indigentes consolaba
Nació para hacer el bien, ya
Todos tendían su mano, y con
Oportunas ayudas, sus miserias mitigaba

Padre de los pobres
Lo llamó siempre su pueblo
Acudían a él muy confiado, aquella
Zanjara los caminos
A sus múltiples problemas

De un fiel devoto (Mérida, abril de 1990)

En la capilla también hay muchos santos, J. Gregorio Hernández, el santo niño, San Cipriano, la virgen María, lo cual parece un rasgo común a todas las tumbas de los muertos milagroso»;
Muchas de las placas tienen la forma de la solicitud o el favor que se pide, una casa un carro, un autobús, etc.; otras solamente agradecen el favor recibido.
En el techo hay varios alambres para colgar los milagritos, charreteras militares, distintivos de policía, de la Disip (incluso hay uniformes de policías en miniatura), así como casas en miniaturas, caballos, barcos, campanas, figuras de casados o personas casándose; hay también "zapaticos” y escarpines de bebes; carnets y una libreta bancaria.
El catafalco central tiene forma de capilla, debajo de la cual está el cadáver de JP Frente a esto hay en las dos esquinas dos velones siempre prendidos, protegidos con vidrio para que no se apaguen, lo cual, parece, simular las velas que se le colocan a los muertos en los velorios. Hay dos inscripciones en el catafalco. La primera dice:
murió el 10 de febrero de 1901 fue aquél a quien el pueblo llamó 'El padre de los pobres. Se redimió con sus grandes continuas y oportunas, limosnas, pues escrito está: la limosna lava los pecados y nos alcanza misericordia y la vida eterna. Job. X, 11, 9. El agua apaga el fuego y la limosna borra el pecado. Ecl. 33.”
Esa inscripción remarca la importancia de la caridad y como ésta puede salvar el alma de los pecadores, tal como lo debió haber hecho con JP. La otra inscripción dice:
Esta capilla fue construida por Avelino Ramírez Vivas y con la colaboración del pueblo como homenaje a la memoria de Jacinto Plaza conocido en Mérida con el justo nombre del padre de los pobres, Antes de su muerte no glorifiques a nadie. Eclesiástico, IX. V 30.
Es importante que el pago de la promesa sea público. Si bien una vela puede bastar para “contentar" a un muerto milagroso en el caso de “haber sido molestado, en el caso de solicitudes mayores, que necesitarían de un mayor esfuerzo de parte del santo, el pago de la promesa debe ser público: una fiesta, una misa, placas, velones, construir una capilla, llevarle cigarrillos al muerto, etc. Hay que apuntar que no encontramos promesas como las que se le ofrecen a otros santos católicos como caminar descalzos, llevar a cuesta una cruz o cualquier promesa que requiera un esfuerzo o algún daño físico para el solicitante.
Continuando con la descripción de la tumba. En el suelo en la parte izquierda hay muchas velas y una base de metal para los cirios que la gente pone para solicitar o cumplir las promesas. En la esquina derecha al fondo hay un busto de Jacinto Plaza tiene una especie de capa azul.
Las placas ya no tienen espacio dentro de la capilla, ahora se están colocando en la parte exterior de la tumba.
La señora Carmen de Ramírez que cuida la tumba de JP, dice que los milagritos que los devotos le dejan reflejan lo que se le solicita al santo o también, sencillamente, se le puede ofrecer algo al santo y luego que se cumple se le lleva a la tumba. Antes la gente dejaba milagritos de oro y plata, pero todo se lo han robado; varias veces han violado la tumba.
Todos los 20 de mayo la línea de autobuses Expresos Alianzas hace una misa y una visita a la tumba de JP, lo cual viene haciendo desde hace muchos años. La sede de esta compañía se encuentra en San Cristóbal y siempre viene gente de allá para visitar ese día la rumba; sin embargo, hoy en día “ya no son como antes’’ —nos comenta la Sra. Carmen de Ramírez—, cuando venía mucha más gente.
Hay un cuaderno que tiene la Sra. Carmen de Briceño donde las personas que vienen de otras partes de Venezuela a visitar la tumba, se registran y escriben algo comentario sobre su visita y los favores recibidos por JR Uno de los escritos dice así:
“Hoy me siento muy emocionada al venir a tu tumba, no sabía que estabas aquí, por casualidad te vi en el Mercado (en el Jacinto Plaza o Mercado Soto Rosa] y al lugar presentarse ante ti mi corazón que en este momento está lleno de angustias acude a ti: Te imploro por la salud y bienestar de José B., paz a su lugar en protección a mis nietos”. Otro dice lo siguiente: “Dale tranquilidad y poco dolor a mi cuñada hospitalizada y desausiada [sic] por los médicos.
“No sabes la alegría de poder entrar a tu capilla, mi alma está gozosa por este logro ... Bendice a mis hijos. Bendíceme Dr. Jacinto ... (sábado 20-08-95)


Nota del Administrador del Blog: Se desconoce la autoria de este artículo para darle crédito por la elaboración del mismo. Si se conoce quien lo redactó, dejarlo en los comentarios. Saludos.

Tomado integramente de:

tesis.ula.ve/postgrado/tde_arquivos/1/.../francofrancisco_parte3.pdf
Tumba de Jacinto Plaza. Foto N°8, tomada por Francisco Franco. Page 11. Page 12. Page 13. Page 14. Page 15. Page 16. Tumba de Alberto Carmeyali.


POST RECOMENDADO: BIOGRAFIA DE MACHERA

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la información profesor ya que a muchos se nos ha dificultado encontrar información en la web sobre este personaje local.

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  2. si, muy cierto, tambien estuve buscandolo y nada. gracias profesor, mil gracias

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  3. Hola,, ayer estube en cita con el es un gran medico. Muy creyente en Dios es un gran santo. Por eso dios le da ese don a ñas personas y por medio de esa persona entrp a su cuerpo no lo conocia hasta ayer lo conoci es un gran medico

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